El liberalismo surgió a finales del siglo XVIII, como fruto lógico de la Ilustración -definida por Kant como “la salida del hombre de su minoría de edad, de la cual el mismo es culpable”-, constituyendo un marco de pensamiento filosófico-económico. Esto llevó al ideario liberal a constituirse en una opción política enfrentada con el absolutismo monárquico, religioso y militar. Su objetivo se centró en la defensa de la libertad individual en todos los terrenos, con el predominio de la razón sobre las supersticiones ancestrales. Desde entonces la democracia liberal ha sido el principal motor del bienestar para la humanidad.
Aunque la fortaleza de la democracia liberal parecía incuestionable a finales del siglo pasado, la situación actual plantea serios nubarrones. En realidad, se repiten los esquemas de la primera mitad del siglo XX, con opciones emocionales que pretenden eliminar cualquier atisbo de moderación. Esto incluye un cuestionamiento de las estructuras políticas tradicionales y la historia común, así como un desprecio a la verdad, con el uso de las mentiras (o verdades alternativas) en la acción política. Como todas las utopías, esos populismos (de izquierda o derecha, de género, religión o deificación identitaria) se generan por un análisis sesgado y falso de la realidad y, dado que sus objetivos finales son inalcanzables, siempre dan lugar a distopías. A todo ello, se añade la actual crisis sanitaria y económica por la Covid-19, en la que las dicotomías libertad vs seguridad e individualismo vs colectividad han extremado sus respuestas, sin afrontar la adecuada paideia para una ejemplaridad responsable de lo que implica ser miembro de la ciudadanía.
España no se ha quedado al margen de esas tensiones y en este caso, unido al problema orteguiano de la vertebración nacional, está el hecho de nuestra reducida cultura política, repleta de sentimentalismo y visceralidad, con excesiva tendencia al vulgar caudillismo. El liberalismo en España siempre ha sido la tarea pendiente, tal vez por la ausencia de una adecuada didáctica política y un exceso de tacticismo en todos los proyectos liberales (pese a los intentos pedagógicos del movimiento krausista y de la Institución Libre de Enseñanza, junto al ideario previo y posterior de pensadores de la talla de Gaspar Melchor de Jovellanos, Juan Meléndez Valdés, Agustín de Argüelles, Diego Muñoz-Torrero, José Mª Blanco White, Francisco Martínez de la Rosa, Salustiano Olózaga, Claudio Moyano, José Alonso Ortiz, Práxedes Mateo Sagasta, Francisco Giner de los Ríos, José Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, Ramón Pérez de Ayala, Julián Marías y tantos otros); a ello se añade, la falta de preocupación ante los futuros efectos de la cuarta revolución industrial que pueden ser dramáticos sobre una población desinformada, por la brecha tecnológica que implica, y con unos gobernantes que no realizan los análisis correctos por ausencia de métodos objetivos y un desprecio al desarrollo de la investigación científica.
Es en estos momentos cuando se hace más necesaria la alternativa liberal. Para ello es clave reconstruir el liberalismo de siglo XXI asentado en las ideas más actuales sobre la fuerza de los datos y la naturaleza humana, junto con el desarrollo del estado del bienestar, la búsqueda de la regeneración política, además de la economía basada en el conocimiento y las reglas de la libre competencia; todo ello dentro de la defensa de la igualdad de oportunidades y el mérito opuesto a los privilegios, las redes clientelares y el igualitarismo estatalista. Esa alternativa liberal se construye sobre los valores de la Ilustración y la ejemplaridad político-ciudadana, siendo imperativo que se sostenga como la única salida política de la razón y la verdad, frente al rencor y la manipulación. Y dentro de esa “alternativa liberal” se sitúa la Asociación para la Progreso de la Democracia Liberal (APDL) que presentamos ahora.
La APDL se constituye como un foro de pensamiento, pedagogía (paideia), investigación y debate de las ideas liberales vertidas sobre los retos del siglo XXI y la España actual. Tal y como se indica en nuestros Ideario/Misión, la APDL tiene como objetivo la defensa, el desarrollo y promoción de la Democracia Liberal, el mantenimiento y revisión de los valores que la sustentan y su adaptación a los cambios sociales, económicos y políticos. Para ello, se promoverán diversas actividades, tal y como se indica en ese apartado, pero todas imbuidas en una idea esencial: la defensa de la libertad individual y el deber social. Es esa libertad la que propugna y defiende toda alternativa liberal, pues el peligro liberticida es cada vez más patente en nuestra sociedad. Se trata en fin, de la libertad que nos hace dueños de nuestro destino y esencia de lo que somos como seres humanos, pero también buscando el refuerzo de la ejemplaridad para ser una sociedad de ciudadanos con la responsabilidad de serlo: la radical revolución de hacer cada uno lo correcto.
- Presentación del libro “Jaque mate Liberal: La traición al liberalismo clásico” y coloquio con su autor Don José Luis Saz Casado - 22/06/2021
- Conferencia – Coloquio “El impacto de los fondos europeos de recuperación: Una oportunidad para transformar España” impartida por Doña Susana Solís - 13/04/2021
- Conferencia: “Balance de la situación política internacional” – impartida por D. Fernando Maura - 19/02/2021
Muy buen articulo. La cuestión es que lo que se dice, para que sirva, debe ser es escuchado. Hay disposición para ello?